Las necesidades de energía de cualquier ser vivo se
calculan como la suma de varios componentes. A la energía requerida por
el organismo en reposo absoluto y a temperatura constante se le llama Tasa de Metabolismo Basal
(TMB), que es la mínima energía que necesitamos para mantenernos vivos.
Normalmente se consume la mayor parte de las calorías de los alimentos
que ingerimos. Se calcula que la tasa de metabolismo basal para un
hombre tipo se sitúa en torno a los 100 W, que equivale al consumo de
unos 21 gr. de glúcidos (o 9,5 de grasas) cada hora.
La tasa metabólica depende de factores
como el peso corporal, la relación entre masa de tejido magro y graso,
la superficie externa del cuerpo, el tipo de piel o incluso el
aclimatamiento a una determinada temperatura externa. Los niños tienen
tasas metabólicas muy altas (mayor relación entre superficie y masa
corporal), mientras que los ancianos la tienen más reducida. También es
algo más baja en las mujeres que en los hombres (mayor cantidad de grasa
en la piel). Por otro lado, si nos sometemos a una dieta pobre en
calorías o a un ayuno prolongado, el organismo hace descender
notablemente la energía consumida en reposo para hacer durar más las
reservas energéticas disponibles, pero si estamos sometidos a estrés, la
actividad hormonal hace que el metabolismo basal aumente.
Existen fórmulas complejas que dan el valor de las necesidades calóricas en función de la talla, el peso y la edad.
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